A diferencia de lo que sucede en las relaciones más sanas, donde el amor es el asiento fundamental del vínculo, en las relaciones con personas con rasgos fuertemente #narcisistas o #psicopáticos, el eje esencial de la relación serán los deseos, las necesidades y lo que el otro necesita de ti, como suplemento.
Dede luego, nadie despierta a esta realidad de la noche a la mañana, y en general, podemos distinguir dos fases que suceden, sin, a penas, espacio de transición. El encantamiento inicial, tiene mucho que ver con el "love bombing", el famoso bombardeo amoroso que en un espacio corto pero muy intenso, sumerge a la pareja en la idea de haber encontrado al verdadero amor, a alguien especial y único.
Las cualidades personales del narcisista o psicópata, como son, unos déficits de empatía que impiden la conexión real con el otro, el fracaso moral y ético, el egocentrismo, y la tendencia natural a la mentira y la instrumentalizacion de los demás, les convierte en seductores sin rival.
Dado que no ven al otro como un ser humano en su integridad, no existe freno para la conquista, ni nada que no puedan prometer o aparentar, independientemente de que la puesta en escena no pueda mantenerse por mucho tiempo. Y, ahí, encontraremos el declive de la primera fase. El narcisista es un encantador, pero el encantador más irresponsable y egoísta.
Tan pronto, como la pareja comience a evidenciar síntomas de devoción, amor, doblegación o entrega, el disfraz social, con que el narcisista cautivó, comenzará a caer, dejando entrever la verdadera cara. Y es tarde.
Es tarde, porque el anclaje está hecho, y lo está, de un entramado psicológico de expectativas muy altas, de una imagen inicial a la que el suplemento, que es la pareja, se obsesiona por regresar, de una búsqueda de coherencia ansiógena y de una dependencia a un vínculo que en su fase inicial, le hizo tocar el cielo.
Pero por demás, porque uno no puede creer y tampoco quiere, pensar que la persona a la que ama de una manera tan devota, pueda no quererle, pueda no tener valores humanos, o pueda no sufrir por el inmenso padecimiento que genera.
Lejos de empatizar, el sufrimiento de la pareja, supone un repulsivo para el o la narcisista que generará más desprecio, más distanciamiento emocional y más agonía en la víctima, que se agarra, contra toda evidencia, por sostener una relación que se le escapa entre los dedos. Que la destruye, pero sin la cuál, se siente incapaz de vivir.
A menudo, la pareja del narcisista se aísla, entra en conflicto con el entorno, o maquilla su realidad para proseguir en la relación, que aquellos que de veras le quieren, desaconsejan.
El tiempo que esta relación de intensa destrucción para el complementario dure, dependerá de muchos y diversos aspectos, pero acontecerá a costa de un sacrificio mortificante para el complementario del narcisista, y de la utilidad, que este suponga, en tiempo real, para el narcisista o psicópata.
Desgraciadamente lleva mucho tiempo entender que en el corazón de un narcisista no hay amor, que el enamoramiento del que se cayó presa, fue al despliegue de un actor o actriz que juega con unas reglas muy distintas de juego, y que no hay nada que puedas hacer, nada, para hacerle/a cambiar.
En esta batalla, donde no sois compañeros, ni lo fuisteis nunca, ni lo sereis, el tiempo que te tome despertar, te pasará una altísima factura emocional y psicológica.
A pesar de que internet, esté repleto de espacios donde se informa y desinforma sobre el narcisismo y la psicopatía, es preciso recordar, más que nunca, que un diagnostico requiere de un profesional de la salud psicológica que sea experto en diagnóstico de personalidad y vínculos. Y, que la recuperación de una relación de estas características no pasa por acumular información y acomodarla a nuestra experiencia subjetiva, si no, por la ayuda de un trabajo psicológico que nos permita superar y recuperar lo que escapa a nuestros propios ojos y se encuentra aferrado en nuestra irracionalidad.
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