Las patologías más presentes en nuestra época. Aunque son trastornos diferentes y diferenciados, existen puntos comunes, que quizá nos podrían llevar a buscar respuestas en nuestro modo de vida actual, en el tipo de sociedad que vivimos, en cómo nos relacionamos, en aspectos laborales, e incluso, en el modo en el que hemos sido criados y educados.
Además, de que existen lugares comunes entre estos trastornos, a menudo, aparecen combinados o sucedidos en el tiempo.
Son trastornos multifactoriales, no hay un trastorno de ansiedad igual a otro, y cada depresión es diferente, aunque pueda parecerse a la de otra persona. Los profesionales, además de comprender el marco psicopatológico que le es propio al trastorno, necesitamos, profundizar y comprender la casuística personal del paciente para realizar el correcto procedimiento terapéutico.
Insisto, de manera continuada, en la importancia de un correcto diagnostico, pues de otro modo, nos encontraremos por tiempos prolongados dando vueltas, a problemas, a los que, no terminamos de poner una solución satisfactoria, a resultas de un abordaje inadecuado o generalista.
Es frecuente, encontrar pacientes con estas patologías, muy desmoralizados, con muy pocas esperanzas de cambio. Y, en gran medida, este resultado, se debe a la nefasta combinación entre unas expectativas poco realistas por parte del paciente, junto a la búsqueda recurrente de soluciones cortoplacistas, que, unidas a abordajes terapéuticos insuficientes, conducen a la cronicidad del problema y a la sensación de indefensión en el cliente.
Los problemas de ansiedad y depresión tienen solución y grandes posibilidades de mejora, nunca deberíamos conformarnos con vivir soportándolos su malestar, sin más. Pero es necesario, educar correctamente sobre la naturaleza de estos. Así, como de la necesidad de una alianza terapéutica fuerte, y compromiso por parte del paciente. Todo ello, junto a la profesionalidad y experiencia, por parte del psicólogo, harán posible, mayores garantías y los mejores resultados.