Los expertos sabemos, que tras la ruptura con una persona narcisista o psicópata, el tiempo de duelo aumenta hasta triplicarse, y los daños incluyen un proceso de recuperación mayor y mas costoso, que en otro tipo de relaciones.
Es habitual, que, tras la ruptura, quién ha sido descartado, o terminó la relación, se halle en un estado cuasi exhausto y es muy peligroso, el camino que suele iniciar a continuación, la persona complementaria.
Dadas las posibilidades de internet, contemplo, como habitualmente, muchos de mis pacientes, antes de decidirse a iniciar una terapia han pasado largos periodos de tiempo varados en foros, leyendo en artículos, buscando de manera compulsiva información sobre narcisismo y psicopatía, lo que paradójicamente, no soluciona en nada sus problemas, si no que a menudo, los agrava.
¿Por qué?
Primero de todo, porque por más extraño que parezca, estas conductas no se centran en la recuperación de uno, si no en la búsqueda de mantenerse psicológicamente atados/as a un vinculo que ya está roto.
Sea como fuere, la recuperación tras la ruptura de una relación de estas características conllevará un gran trabajo terapéutico.
En relaciones como estas, quienes éramos “antes de” ha quedado muy erosionado.
El trabajo, comprenderá diferentes fases, a diferenciar, quién éramos antes de la relación y quién somos ahora. Implicará, también, entender quién o cómo queremos ser.
Y, si nuestro deseo honesto, es recuperar el equilibrio o la paz interna y nuestro <<self>>, hemos de admitir que la búsqueda de información recurrente no nos cura, nos mantiene en la esclavitud de la dependencia y prosigue destruyéndonos, a pesar de que la relación, ya terminó.
Tras un vínculo psicopático es precisa la ayuda de un profesional que comprenda a profundidad el trastorno narcisista y la psicopatía, así como el tipo de dinámicas relacionales y los daños cognitivos, emocionales y conductuales. En resumidas cuentas, las secuelas que como ser humano conllevan este tipo de vínculos, a nivel personal.