top of page

Lo imposible o nada: frustración del paciente que hoy viene a consulta


El paciente que hoy viene a consulta es un sujeto de su tiempo, un ser humano hecho a sí mismo, en la medida en que uno se construye en sus circunstancias particulares, contradicciones y creencias de su era.


Además, cuando un paciente desea comenzar una terapia, necesito conocer, en profundidad, su historia. Pues, aunque hoy, sea el día elegido por la persona para buscar ayuda, esto es muy distinto, del tiempo que la persona lleva sufriendo y enmascarando sus problemas o padeciendo del mismo dolor y, por lo tanto, buscando soluciones, cualesquiera que estas sean.


ree

La mayoría de las veces, las formas que intuitivamente hemos desarrollado dentro de nuestra historia de vida para lidiar con el sufrimiento, suponen, a su vez, aspectos disfuncionales aprendidos y normalizados, que, en términos clínicos van a representar obstáculos, necesarios de esclarecer, para llevar a cabo, el proceso terapéutico.


En tales casos, no es poco frecuente, que el paciente comience un periplo de frustraciones y distancia terapéutica, que coincide con hacerse consciente, de que si bien, su recuperación o expectativas, son posibles, en absoluto, pueden llevarse a cabo tal, como él o ella, lo habían imaginado. Ni en los términos que lo desean.


Ese desengaño, es el choque de las fantasías de un paciente, contra la realidad que se le presenta en la clínica de la consulta. Por ello, resultará, más o menos superable, en la medida, en que el sujeto llegue mejor adaptado y con recursos más saludables. En el, cumplirán un papel decisivo las personas de su entorno inmediato.


Por otro lado, el sufrimiento no suele contarse como parte necesaria de la terapia, y es muy común, que el paciente haya esperado "hasta no poder más" para venir a vernos, por lo que si bien, su sentimiento de urgencia es emocionalmente comprensible, también es incompatible con la realidad de una terapia psicológica. Dado, que el diseño de la terapia no se ajusta con los deseos de facilidad y premura, sino a con la realidad clínica, incluso, cuando está fuertemente negada.


Por ello, muchos pacientes sienten el deseo de huir, al descubrir que no podemos brindarles lo que demandan. O, necesitan transferir la culpa de que no podamos hacer lo que requieren. A veces, no pueden entender que lo que demandan, es una perfecta continuación en su manera de pensar, sentir y hacer las cosas, y que estas, son las que les abocan el fracaso. Reclamando, en cambio, un bienestar urgente que no deja posibilidades para el proceso.


Wilhelm Nietzsche afirmaba que el valor de un hombre se puede medir por la cantidad de soledad que es capaz de soportar, y es una aseveración dura pero muy realista. Yo añadiría también, que la salud psicológica de un individuo pasa por la cantidad de verdad que puede soportar. Y, si bien, no todos vamos a tener los mismos recursos para la verdad, ni la misma tolerancia. Hay verdades esenciales a las que no podemos volver la espalda para aprender a vivir en condiciones adecuadas, y otras, innegociables para poder evolucionar.


Es aquí, donde para muchos sujetos de hoy, se presenta un dilema crucial, a la hora de poder llevar adelante una psicoterapia. El ser humano de nuestros días está desarraigado, sorprendentemente, de la realidad. De hecho el ser humano de hoy, está en conflicto, permanente, con la realidad. Y considera la verdad un obstáculo salvable.


El sujeto de nuestros días vive en la angustia constante de reivindicar su "yo", pero, dicha configuración del sí mismo, es el resultado de la negación de todos los aspectos que, quire controlar y que rechaza, en lugar, de un auténtico autoconocimiento. Por ello, la respuesta emocional común, a verdades esenciales dentro de la terapia , va a conllevar respuestas emocionales desproporcionadas, y a veces muy dolorosas, que la persona va a desear suavizar, rechazar.


Rechazar el dolor y rechazar la verdad son dos signos inequívocos de nuestra era, mientras que una terapia representa necesariamente y aunque esté diseñada, como debe ser, de acuerdo con las características personales del paciente, un viaje por las emociones y creencias de lo que es verdad. El sujeto de hoy sobrevive creyendo que "nada es imposible" y se ahoga en la angustia constante de la frustración de sus deseos.


Por encima de todo, ese es el sufrimiento del ser humano de nuestra era y por lo mismo, es tan importante diseñar correctamente y hacer saber al paciente de los obstáculos intrinsecos, para poder alcanzar los objetivos deseables.



Porque "el ser humano de hoy, desgraciadamente, a menudo, prefiere la nada que el dolor".




Si lo deseas, te ayudo con algo muy distinto.




Un abrazo.



 
 
 

Comentarios


bottom of page